El duelo se puede definir como un estado de sentimiento, pensamiento y actividad que se produce como consecuencia de una pérdida sin posibilidad de reparación. No siempre tiene que ir ligado al fallecimiento de un ser querido ya que podemos experimentar también duelo por la pérdida de salud, una ruptura sentimental o un cambio de domicilio, como en el caso de algunos/as de nuestras/os residentes que lo sufren al dejar su casa e ingresar en nuestro centro. Todas estas situaciones provocan emociones y sentimientos que tienen una base común, pero que se diferencian en la intensidad y en la capacidad para asumir la pérdida. Efectivamente todos los duelos son distintos y algo que puede afectar mucho a una persona puede que a otra no le afecte de la misma manera.
Por tanto, todas las pérdidas implican un proceso de duelo, es decir, de un trabajo psíquico. El poder superar la pérdida lo antes posible es vital para las personas de avanzada edad ya que la extensión del duelo repercute de forma importante en su salud. El duelo no es una enfermedad pero un duelo no superado si puede acarrear un agravamiento de la salud.
¿QUÉ NOS OCURRE DURANTE EL DUELO? 10 SENSACIONES PRINCIPALES
- Alteraciones del sueño. Dificultad para conciliar el sueño. Ensoñaciones, pesadillas o sensaciones de presencia de la persona fallecida.
- Sentimientos de culpa, impotencia y frustación.
- Sentimientos contradictorios en caso de fallecimiento de enfermos crónicos. Por un lado se siente alivio pero por otro, se siente dolor por la separación física.
- Estar abstraído en imágenes y recuerdos vividos con la persona fallecida.
- Idealización del difunto. Con el fallecimiento parece una obligación moral recordar únicamente las virtudes del fallecido. Uno de los síntomas claros de que el proceso de duelo está siendo superado se produce cuando el doliente es capaz de hablar sobre el difunto comentando, además de sus virtudes, también sus defectos.
- Miedo al futuro. Muchas personas ante una pérdida se preguntan “¿Y ahora qué hago yo?”. Se produce sensaciones de inestabilidad emocional.
- Sensación de vacío. Cuando alguien fallece se produce una sensación de desgarro tremenda. Los planes se rompen, las relaciones sociales se pierden…Cada uno debe reconstruir y reponer su vida de acuerdo a su propia personalidad.
- Depresión. Las oscilaciones del ánimo, tendencia a ver todo negativo, no poder superar esa situación, no ver la salida a ese dolor, etc.
- Sentimientos de ira. Choque entre la realidad y negación, hacen que el doliente reaccione con ira hacia miembros de su familia o entorno cercano.
- Sensación de falta de comprensión y ayuda. El doliente tiene una constante sensación de falta de ayuda, sentimiento de sentirse solo ante su dolor. Esta sensación de falta de comprensión es normal durante el proceso de duelo y viene dada sobre todo por las denominadas frases hechas: “Sé cómo te sientes”, “tienes que salir”, “es lo mejor que os podía pasar a los dos, ya está descansando”…Estos tópicos resultan dañinos cuando una persona ha perdido a un ser amado.
Es fundamental que estos 10 sentimientos no se cronifiquen en el tiempo. Pangrazzi establece un pequeño decálogo para personas que quieran ayudar en el tránsito del proceso de duelo a otros seres queridos, consejos derivados de la relación de ayuda:
- Familiarizarse con el proceso de duelo.
- Evitar frases hechas.
- Acoger y provocar los desahogos.
- Revalorizar los signos de presencia y cercanía.
- Mantener los contactos.
- Cultivar los recuerdos.
- Ayudar a elegir y tomar decisiones.
- Enseñarles la esperanza: ser capaz de aprender de la muerte.
- Movilizar los recursos comunitarios (ayuda externa).
- Ayudarle a descubrir nuevos motivos para vivir.